Tipos de senderos y su señalización

Última actualización: 18.09.24

 

En unos tiempos en los que la tecnología lo hace todo más fácil, conocer cómo funciona la señalización de senderos es algo fundamental. Y es que cuando la cobertura falla y la batería se acaba, solo las señales de senderismo pueden salvarnos de acabar perdidos.

 

Si tenemos que ir de una ciudad a otra en coche, tenemos la ayuda de nuestro GPS, así como la de la señalización que encontramos en la carretera. Sin embargo, aunque muchas personas no lo saben, cuando se trata de recorrer senderos también disponemos de una señalización específica, que nos ayuda a orientarnos mejor allí por donde nos movamos, incluso cuando el GPS nos deja tirados o cuando los datos no cuadran con el terreno en el que nos encontramos.

Una de las cuestiones claves cuando se trata de qué es el senderismo es movernos  por el terreno con mayor seguridad. Algo que, a fin de cuenta, figura también entre los objetivos del senderismo. Lo mejor de todo es que la sencillez de este sistema hace fácil su aprendizaje, así que apenas necesitarás tiempo para dominar esta disciplina.

 

Tipos de senderos

Lo primero que tenemos que saber son las tres categorías de senderos que podemos encontrar en nuestras rutas. Es importante saber que estas categorías no tienen nada que ver con los tipos de senderismo que podemos realizar, sino que simplemente categorizan cada camino conforme a unos criterios, basados principalmente en la extensión de la ruta.

El resultado son tres categorías diferentes, en las que se incluyen los caminos que han sido clasificados. Los más largos se catalogan como sendero de gran recorrido o sendero GR. Estas rutas deben tener una extensión mínima de 50 kilómetros y forman parte de una red de caminos que requieren de al menos dos jornadas para ser recorridos por completo. Estas rutas se reconocen por las siglas GR, así como por una señalización con una franja de color blanco y otra de color rojo. Como es obvio, tendrás que llevarte la tienda y los sacos de dormir (aquí puedes encontrar unas opciones para elegir) para cubrir la ruta completa. Tampoco está de más llevarte algunos silbatos para perros que ladran, por si los necesitas, junto con todo el material necesario para realizar rutas de gran extensión.

La segunda categoría la forman los senderos de pequeño recorrido o senderos PR. Estos cuentan con una extensión que va desde los 10 a los 50 kilómetros, debiendo recorrerse en uno o dos días, como mucho. En esta categoría también se ubican algunos senderos circulares, que se inician y concluyen en un mismo punto, así las rutas que recorren entornos de gran valor ecológico. Se señalizan con una franja amarilla, junto a la habitual franja blanca.

Finalmente, tenemos los caminos calificados como sendero local. Estas rutas deben tener menos de 10 kilómetros de longitud y se identifican con las siglas SL. Su color identificativo es el verde y son rutas que generalmente se pueden cubrir en no más de 2 o 3 horas, según el nivel del caminante.

Señalización de los senderos

Hasta ahora, hemos categorizado los senderos. El siguiente paso es conocer las diferentes señales existentes para manejarnos en las rutas. La buena noticia es que estas señales son iguales para los tres tipos de senderos que hemos comentado, variando solo el color, conforme a la categoría de sendero que corresponda.

La primera señal es la de continuidad del sendero, que consta de dos rectángulos paralelos en formato horizontal. Esta señal nos indica que vamos por la ruta correcta. Justo lo contrario pasa cuando nos encontramos los dos rectángulos cruzados en forma de X, aviso de que vamos por el camino equivocado.

Por otra parte, es posible que veamos los rectángulos con su parte superior girada a  izquierda o derecha. Esto nos indica la ruta que tenemos que seguir, según la dirección a la que apunte la citada señalización. Finalmente, tenemos una señal similar a la de continuidad ya mencionada, pero con una pequeña L invertida de menor grosor en la parte inferior. Esta variante nos informa de que existe un camino que, partiendo del sendero principal, vuelve a este mismo sendero pasados unos kilómetros.

Como extras, es habitual que se incluyan elementos como balizas, que nos informan de que estamos en la ruta correcta, o bien ciertas señales en forma de flecha, que nos indican puntos de interés, tales como refugios, pueblos, parajes naturales etc.

Por cierto, salvo estas últimas señales, todas las que hemos comentado para marcar la ruta pueden estar presentes en diferentes elementos, tales como piedras, árboles, hitos de madera colocados en los bordes del camino u otros elementos. Así que conviene tener buena vista al seguir los senderos, para evitar perdernos.

 

Extras interesantes

Aunque lo hemos sacado de la señalización, es habitual que en los puntos de arranque de algunas de estas rutas encontramos paneles informativos de gran tamaño, con mapas completos de las diferentes rutas y de cómo se distribuyen. Ideal para empezar el camino y organizarse mejor.

En paralelo, es habitual que en los centros de visitantes de estas zonas de senderismo, así como en Internet, encontremos esos mismos planos que hemos mencionado, junto con otra gran cantidad de información útil para las rutas. No obstante, esto también depende de la buena voluntad y de los medios que las diferentes administraciones pongan a disposición de los usuarios.

La problemática de la señalización

Una vez que hemos llegado hasta aquí, es posible que tengas una considerable ilusión por moverte por el campo y empezar a descubrir estos caminos. Sin embargo, al igual que pasa con las que encontramos en la carretera, las señales de montaña no siempre son todo lo útiles que deberían.

Parte de este problema está derivado de la acción humana. Muchas de las señales que marcan estos recorridos se ven afectadas por el incivismo de quienes las destruyen por mero placer, con el riesgo que ello supone a la hora de seguir senderos y rutas en zonas que no conocemos.

A este problema se suma la dejadez de las administraciones, que muchas veces toman con interés la señalización de caminos y senderos, invirtiendo una buena cantidad en dejarlo todo resuelto, pero olvidando el mantenimiento posterior. Y es que las señales, incluso sin incívicos cerca, tienden a deteriorarse, a borrarse o simplemente pueden producirse cambios en la ruta por mil cuestiones, que causan que el sendero varíe. Así que incluso cuando se trata de senderos homologados debemos tener cuidado, para no perdernos o no tener un accidente en la ruta. 

 

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